MERMELADA DE MORAS

21.09.2014 08:58

Mermelada de moras

2001

 

―La Ronda de Boltaña―

(Del Álbum “País de anochecida”)

 

 

Gatos trasnochadores

cortejan bajo el balcón.

Canarios de las Ramblas,

y un geranio sin flor.

Bailando calle abajo

la noche al fin se marchó…

¿Dónde vas, parrandera?,

si “El Molino” cerró.

 

“Canción de mañanada”:

Serrat en un transistor,

y un coro de vecinas

en el patio interior.

“Canción de mañanada”;

¡Que lejos queda Aragón!...

Casa mía entre barzas,

¿cómo te olvido yo?...

 

Mañanita de domingo,

como en casa del mayor;

se irán luego a ver al Barça,

y yo con la nieta al zoo.

Mañanita de San Jorge,

triste sin libro ni flor:

cuando pierde a la princesa,

¿para que vive el dragón?

 

No lo sé, pero vive,

lo mismo que vivo yo,

hasta que un santo bruto

nos clave su lanzón.

Vive en su fría cueva

rumiando lo que perdió:

mermelada de moras,

los recuerdos de amor.

 

Moras del Pirineo

donde nacimos los dos;

a ella le echó un pantano,

yo quise algo mejor.

Rueda que rueda el mundo,

con el rodando ella y yo,

en este piso oscuro

el rodar terminó.


Ojos como moras negras

en la noche de San Juan,

un entoldado de estrellas

sobre la calle Rosal.

Giró el mundo en su verbena,

y giramos sin pensar,

que con cada giro el baile,

se acercaba a su final.

 

Mi viejo Pueblo Seco,

-donde viví moriré…-

sin perder lo que era

me hizo barcelonés.

Y ahora, uno de mis nietos

va a cursos de aragonés,

anda soplando gaitas…

y pretende volver.

 

Quiere hacerme de la Chunta,

-…¡si soy de la C.N.T.!-;

me trae las “Fuellas”, el “Rolde”

y “El Cruzado Aragonés”.

¡La de vueltas que da el mundo!

¡si ella lo pudiera ver!...

El camino que unos hacen

otros lo han de deshacer.

 

Como cada Septiembre

desde que ella no está,

subiré a nuestro valle

…si me quieren llevar.

Junto a la casa hundida,

-por ella y por tantos más-,

¡le escupiré al pantano!,

…y lo haré sin llorar.


Despacio, entre las ruinas,

cosecharé en el barzal

moras como sus ojos,

dulces hasta rabiar.

No es raro que mi hija

me las quiera racionar:

-“Padre, esa mermelada

con su azúcar va mal”.

 

-… ¡Si supieras que al comerla

vuelvo a ver la casa en pie,

y en los labios de tu madre

una gotita de miel.

¡Ojala! vivas bastante

para descubrir por qué,

mientras unto mermelada

tú eres mi niña otra vez.

…que el recuerdo vuelve tierno

hasta el pan duro de ayer.